1. Más eficiencia energética
farolas LED Son muy apreciados por su uso eficiente de la energía. En comparación con las lámparas tradicionales de sodio de alta presión, las lámparas fluorescentes o las lámparas de halogenuros metálicos, las lámparas LED pueden convertir directamente más energía eléctrica en energía luminosa y reducir el desperdicio de energía térmica. Esta característica de alta eficiencia energética permite que las farolas LED proporcionen mayor brillo o consuman menos energía con el mismo brillo y el mismo consumo de energía. Por ejemplo, muchas farolas LED logran una eficiencia energética de 100 a 150 lúmenes por vatio, mientras que las lámparas tradicionales de sodio de alta presión normalmente solo proporcionan de 50 a 100 lúmenes por vatio. Esta comparación significa que las ciudades pueden reducir significativamente el consumo de electricidad sin sacrificar la calidad de la iluminación.
Los grandes proyectos de iluminación a escala urbana suelen ser uno de los principales componentes del consumo de energía, y el potencial de ahorro de energía de las farolas LED puede reducir significativamente la demanda total de energía de una ciudad. Esto no sólo ayudaría a las ciudades a reducir sus facturas de electricidad, sino que también contribuiría al cambio climático al reducir indirectamente las emisiones de carbono de las centrales eléctricas al reducir la demanda de electricidad. Esta forma de reducir las emisiones de carbono y ahorrar energía está en consonancia con los requisitos globales para el desarrollo sostenible y también ha convertido las farolas LED en una parte clave de la construcción urbana respetuosa con el medio ambiente.
2. Mayor vida útil y menor desperdicio de recursos
Otra ventaja importante de las farolas LED es su excelente vida útil. Las farolas tradicionales, como las lámparas de sodio de alta presión, las lámparas fluorescentes, etc., suelen tener una vida útil de entre 10.000 y 15.000 horas, mientras que la vida útil de las farolas LED puede alcanzar entre 50.000 y 100.000 horas, o incluso más. Esto significa que una farola LED puede seguir iluminando durante más de diez años sin necesidad de ser reemplazada. En comparación con las lámparas tradicionales, la frecuencia de sustitución y los requisitos de mantenimiento se reducen varias veces. Esta característica de larga duración es crucial para la infraestructura urbana, porque un menor mantenimiento no sólo ahorra una gran cantidad de mano de obra y costos de materiales, sino que también reduce el impacto del tráfico y los riesgos causados por el mantenimiento.
La vida útil más larga también reduce el desperdicio de material. La sustitución frecuente de las farolas provocará el descarte de un gran número de lámparas, especialmente las tradicionales que contienen sustancias nocivas que pueden contaminar el medio ambiente. La larga vida útil de las lámparas LED reduce significativamente este desperdicio y reduce la carga para el medio ambiente. Al mismo tiempo, a medida que los recursos globales se vuelven cada vez más escasos, reducir la demanda de materias primas también puede aliviar efectivamente la escasez de recursos. En general, las farolas LED reducen eficazmente el desperdicio de recursos naturales al reducir la frecuencia de reemplazo y extender la vida útil, y son una forma importante de lograr el desarrollo sostenible.
3. Respetuoso con el medio ambiente y libre de contaminación
Las ventajas de protección ambiental de las farolas LED no solo se reflejan en la eficiencia energética y la vida útil, sino también en el uso de materiales respetuosos con el medio ambiente. Las farolas tradicionales, como las lámparas fluorescentes y las lámparas de sodio de alta presión, a menudo contienen sustancias químicas nocivas como mercurio y plomo. Cuando las lámparas se dañan o se desechan, estas sustancias pueden causar una contaminación grave al medio ambiente, especialmente amenazas potenciales al suelo y las fuentes de agua. Por lo tanto, se deben tomar medidas especiales de eliminación de residuos al deshacerse de estas lámparas tradicionales para evitar la fuga de sustancias nocivas.
Las lámparas LED no contienen sustancias nocivas como el mercurio, tienen menos impacto en el medio ambiente después de ser desguazadas y son más cómodas y seguras de desechar. Los materiales de embalaje de las lámparas LED suelen ser materiales respetuosos con el medio ambiente y fáciles de reciclar y reutilizar, lo que reduce aún más el impacto negativo sobre el medio ambiente. Al mismo tiempo, el diseño de las farolas LED suele tener en cuenta la reciclabilidad, de modo que puedan reciclarse y procesarse eficientemente después de ser desechadas, reduciendo la carga en los vertederos.